Renunciando a la angustia
Con mi voz clamaré a Dios; Con mi voz pediré a Dios misericordia. Delante de él expondré mi queja; Delante de él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
Salmos 142:1-3 (RVR1960)
Cambiador del Mundo: En la Biblia se nos enseña que el Rey David fue un hombre conforme al corazón de Dios pero eso no evitó que él estuviera constantemente luchando contra todos aquellos que se levantaban para detener su llamado. Empezando con el Rey Saúl el cual se llenó de celos por la popularidad que David alcanzó después de vencer a Goliat, tanto fue que hasta un cántico le hicieron. Alrededor de trece años David estuvo en una constante persecución y en una de ellas cuando estaba en la cueva con la oportunidad de librarse de Saúl, él clamó a Dios y le pidió misericordia pero sobre todo que lo librara del espíritu de angustia y que el Altísimo fuera su senda para poder salir victorioso. David también declaró que se sentía una persona sin refugio y solitario porque pensaba que a nadie le importaba su vida. Pero clamó a Dios y proclamó con su boca: Señor Tu eres mí refugio, mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor porque estoy muy angustiado y líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo, saca mi alma de la prisión en la que está para que yo pueda alabar Tu Nombre y permite que yo pueda estar rodeado de hombres justos, porque tú los traerás a mi vida (Salmos 142). *Hoy es el día de que también nosotros proclamemos estas mismas palabras a Jesús y lo invitemos a nuestro corazón si alguno de nosotros no lo ha hecho (Romanos 10:8-13). Que el amor de Dios permita que Cristo sea en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que por Su gracia nos permite cambiar el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:1’0, 57). Aleluya.
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