Estemos atentos a la voz de Dios

Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.
Isaías 55:3 (RV1960)

Cambiador del Mundo: *Dios nos pide inclinar nuestro oído para escuchar su palabra y que vengamos a Él para que vivamos en su santidad y al final de nuestros días aquí en la tierra, disfrutemos de la vida eterna en los cielos.
Dios quiere que estemos sedientos de su palabra y la bebamos como agua fresca porque en ella encontraremos las promesas para nuestra vida cristiana, entre ellas venir, comprar, comer sin dinero y sin precio.
La urgencia de conocer a Jesús y deleitarnos en sus promesas, nos dará el entendimiento para no derrochar nuestra vida y provisión en lo que no es su voluntad y que tampoco sacia. Oír a Dios atentamente nos enseñará a alimentarnos de lo bueno y deleitarnos en nuestro espíritu con toda la abundancia de Dios (Isaías 55:1-2).
Estar atentos a la palabra de Dios, nos dará la pauta para caminar en fe y seguridad como sucedió con el rey David, porque Dios tomó a una persona humilde y desconocida, lo entrenó y capacitó para levantar su mirada a los cielos para adorarle, para rendirle la plenitud de su vida a Él, e inclusive le dio a este joven un corazón conforme al suyo.
Pidámosle a Dios que ponga también su corazón en nosotros, para alabarle, glorificarle, y no desenfocarnos de su palabra y correr el riesgo de distraernos con lo que habla el mundo y terminar tristemente lejos del propósito eterno para el cual hemos sido llamados.
Dios nos ofrece un pacto eterno con Él y por eso también nos exhorta a buscarle mientras pueda ser hallado y a llamarle en tanto que esté cercano, esto quiere decir que aprovechemos bien el tiempo cada día escuchando su voz (Isaías 55:4-8).
Hoy es tu día de salvación si escuchas y te entregas a Jesús para que por su gracia Él sea tu esperanza de gloria y tu victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57, Efesios 2:1-10). Aleluya.

Sea que vivamos o muramos de Cristo somos

Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Romanos 14:7-8 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Si profundizamos en los versículos de hoy, podremos entender que no tenemos ninguna autoridad espiritual que esté por encima de Dios y de su palabra, y que solamente estamos aquí en la tierra para cumplir su voluntad y esa tiene que ser nuestra prioridad, para no perder la salvación y la vida eterna en los cielos.
Pablo enseña que el que come, para el Señor come, y que dé gracias a Dios, y el que no come, para el Señor no come y que dé gracias a Dios. Ninguna persona debe vivir para sí mismo, ni tampoco ninguno decidirá el día de su muerte, porque todo le pertenece a Dios.
Lo triste es que, si hoy estamos leyendo que todo nuestro destino está diseñado por Dios, ¿por qué nos empeñamos en seguir haciendo lo que queremos en lugar de preocuparnos por vivir en la plena y absoluta voluntad de Dios?
Entendamos que sobre todo lo que existe, sean personas, animales o cosas Dios es el que tiene la última palabra. Tengamos la urgencia de saber dónde estamos hoy en relación con la voluntad de Dios, ya que no sabemos si hoy es nuestro último día de existencia aquí en la tierra y nos presentaremos delante del tribunal de Cristo en los cielos y daremos cuentas de todo lo que hicimos, sea bueno o sea malo (2 Corintios 5:10).
*Pidámosle a Jesús que su santidad y su gracia habitando en nosotros, nos haga sensibles y obedientes a la autoridad de Dios en nuestra vida, para agradarle y ser de testimonio y bendición a otros que todavía no conocen.
Hoy es tu día de salvación si te rindes a Jesús y permites que, por su gracia Él sea tu esperanza de gloria y tu victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57, Efesios 2:1-10). Aleluya.

Recibimos el Espíritu de adopción en Cristo

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 el Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Romanos 8:15-16 (RV1960)

Cambiador del Mundo: *Tenemos que apropiarnos de todas las promesas de santidad que Dios nos otorga a través de su palabra la Biblia. Aprendamos que no hay ninguna condenación para los que se han entregado plenamente a Cristo, y para los que no andan conforme a la carne es decir pecando, porque todavía permiten que su yo siga dirigiendo su vida, y ese yo no va a hacer otra cosa más que continuar pecando.
Pero Dios dice que con Cristo estamos juntamente crucificados para que ya no viva nuestro yo, sino que ahora Cristo viva en nosotros y todo lo que hagamos esté basado en el poder de la vida de Cristo (Gálatas 2:20-21).
La ley del Espíritu de vida en Jesús es la que nos libra por gracia de la ley del pecado y de la muerte. Ahora la justicia de la ley se cumple en nosotros que ya no andamos conforme a la carne, sino que ahora somos guiados por el Espíritu Santo que vive en nosotros.
Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, sencillamente no es de Él, pero si Cristo vive en nosotros, nuestro cuerpo en verdad estará muerto a causa del pecado, más nuestro espíritu vivirá a causa de la justicia que es Cristo.
Jesús vivificará también nuestros cuerpos mortales si somos hijos de Dios y le damos cabida y habitación en nosotros al Espíritu Santo.
Por lo tanto, nuestra confianza para dejar de pecar nunca deberá estar puesta en nosotros sino en el poder del Espíritu Santo de Dios que vive en nosotros que somos cristianos nacidos de nuevo (Romanos capítulo 8).
Hoy es tu día de salvación si recibes a Jesús y permites que por su gracia Él sea tu esperanza de gloria y victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57, Efesios 2:1-10). Aleluya.

Alabemos y glorifiquemos a Dios

¡Alaben al Señor, invoquen su nombre!
¡Que los pueblos reconozcan sus obras!
2 ¡Canten, sí, cántenle salmos!
¡Proclamen todas sus maravillas!
3 ¡Regocíjense en su santo nombre!
¡Alégrense de corazón los que buscan al Señor!
Salmos 105:1-3 (RVC)

Cambiador del Mundo: Es muy importante que juntamente con todas nuestras peticiones que hacemos diariamente a Dios, las acompañemos con alabanza, cánticos glorificando a Dios y deleitándonos en su presencia.
Somos sus hijos amados, en los cuales Él tiene complacencia y con toda seguridad, nuestro Padre Eterno quiere alabanza de nuestra boca, quiere acción de gracias y quiere que pasemos tiempo en su presencia aun sin abrir nuestros labios, solamente permaneciendo en silencio, para poder escuchar la plenitud de su voluntad para con nosotros.
Fuimos creados para publicar nuestras alabanzas a Dios y tenemos que revisar si realmente lo estamos haciendo a partir de nuestra conversión a Cristo, ya que antes de esto sería imposible pensar que viviendo en pecado cantáramos alabanzas y glorificáramos a Dios y si lo hubiéramos hecho, esa alabanza probablemente no subió ante el trono de Dios (Isaías 43:21).
El Rey David, es nuestro mejor ejemplo, pues desde niño él tomaba un instrumento musical y mientras cuidaba las ovejas de su padre, él escribía y cantaba canciones para Dios y por ese testimonio, hoy tenemos en la Biblia muchos Salmos y escrituras que son cánticos de David, reconociendo la grandeza de Dios y su amor por Él.
*David no se preparó entrenando en un ejército para ser un gran guerrero y vencer a Goliat, sino lo hizo doblando sus rodillas para Dios y levantando su rostro a los cielos, clamando por valor y fortaleza para enfrentar sus enemigos y pedir perdón por todas sus torpezas. Esto mismo tenemos que hacer nosotros los cristianos nacidos de nuevo para vivir en santidad, pasar tiempo alabando a Dios y glorificando su nombre.
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús para que, por su gracia, Él sea tu Rey y Señor, tu esperanza de gloria y tu victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57, Efesios 2:1-10). Aleluya.

Caminemos por las sendas antiguas según la Biblia

Así dice el Señor: Paraos en los caminos y mirad,
y preguntad por los senderos antiguos
cuál es el buen camino, y andad por él;
y hallaréis descanso para vuestras almas.
Pero dijeron: «No andaremos en él.»

Jeremías 6:16 (LBLA)

Cambiador del Mundo: El Profeta Jeremías advirtió muchas veces al pueblo judío, acerca de enderezar sus caminos y volver a la obediencia hacia Dios. Pero ellos no escucharon y menospreciaron la palabra dada por el Profeta.
Jeremías les decía que se arrepintieran para que la ira de Dios no se levantara contra ellos, ya que Dios iba a actuar severamente por causa de su desobediencia, porque desde el más pequeño hasta el más grande, cada uno perseguía la avaricia, y desde el Profeta hasta el Sacerdote, todos estaban hablando engaño.
Los líderes estaban tratando de curar el mal comportamiento del pueblo, actuando con liviandad, y diciendo: paz, paz; pero no había paz.
Tampoco se avergonzaron de su rebelión y menosprecio del consejo de Dios y Dios les volvió a advertir que caerían y serían destruidos.
Por lo tanto, Dios volvió a exhortarles para que se pararan en los caminos y estuvieran atentos y preguntaran por las sendas antiguas para que anduvieran por el buen camino y hallaren descanso para su vida. más ellos dijeron: no andaremos.
Tampoco tuvieron un corazón recto para escuchar a los mensajeros que Dios les mandaba, los que velaban sobre ellos, y aun cuando sonaron trompeta para advertirles de lo que vendría, ellos dijeron: no escucharemos (Jeremías 6:13-17).
*Pidámosle a Dios que nunca permita que nosotros desechemos su consejo, para no correr el riesgo de tropezar y perder nuestro llamado en Cristo Jesús. Porque la promesa de la vida eterna en los cielos, será para aquellos que escuchan la Biblia y la ponen por obra en su diario vivir. Así que, estemos atentos y sensibles a la voz de Dios.
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús y lo declaras tu Señor, tu esperanza de gloria y victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Exaltemos a Dios y postrémonos delante de Él

Exaltad al Señor nuestro Dios,
y postraos ante el estrado de sus pies;
Él es santo.
Salmos 99:5 (LBLA)

Cambiador del Mundo: El mundo y todo lo creado incluyendo a toda la humanidad, es obra de Dios y solo a Él le daremos la gloria. Así que no importa lo que los incrédulos piensen, se cumplirá puntualmente y al pie de la letra toda palabra escrita en la Biblia.
Estamos en los tiempos finales y la iglesia está esperando su arrebatamiento para ir a los cielos, y es nada menos que el evento denominado rapto; por lo tanto, tampoco es importante lo que los incrédulos piensen acerca de este suceso, porque acontecerá el día que Dios lo decida, porque solamente Él sabe cuándo sucederá (Mateo 24:36).
*Es importante que leamos la Biblia con un corazón hambriento y sediento de la verdad, porque eso provocará madurez espiritual y nos llenará de la sabiduría de Dios, para poder testificar a todo el mundo, que solamente en Jesús hay salvación y vida eterna. Porque Él es el único camino para regresar al Padre, y Él también es la verdad y la vida (Juan 14:6).
*Nuestra responsabilidad como hijos de Dios, es entregarnos a Jesús y amarlo porque solo en Él tenemos el regalo de la vida eterna.
Dios está sentado en su trono reinando y temblarán los pueblos y se conmoverá la tierra.
Alabemos el nombre del Señor porque es grande y temible, Él ama el juicio y la rectitud porque Él es Santo.
En el libro de Apocalipsis está escrita la profecía de lo que serán los últimos tiempos, y se anuncia el regreso de Jesús a la tierra, a gobernar durante el milenio y el final de los tiempos cuando Él hará un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasarán y aun el mar ya no existirá más (Apocalipsis 21:1-2).
Hoy es tu día de salvacion si crees en Jesús, lo declaras tu Señor, tu esperanza de gloria y victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

Responsabilidad de los hijos de Dios

Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
Hebreos 13:1-2 (RV1960)

Cambiador del Mundo: La palabra de Dios nos exhorta que practiquemos el amor fraternal y que siempre seamos hospitalarios y de bendición para todos.
También en la palabra se nos exhorta a acordarnos de los presos, como si uno estuviera juntamente con ellos; y también de los maltratados como si se tratara de nuestra propia vida.
Dios nos manda a honrar el matrimonio y a no dar lugar al pecado, porque Dios será severo en el juicio a los que mancillaron el lecho matrimonial y nunca se arrepintieron delante de Él.
Sean nuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que ahora tenemos, porque Dios dijo que no nos desamparará ni nos dejará; de manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
Acordémonos de nuestros Pastores que nos hablaron la palabra de Dios, considerar el fruto de su conducta e imitar su fe.
Todas estas palabras que Dios nos manda a poner por obra en nuestro caminar cristiano, nos deben confirmar que no somos religiosos sino un verdadero testimonio de lo que hemos recibido de parte del Señor.
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos, así es que no habrá manera de que su palabra cambie. Por lo tanto, si escuchamos algo diferente, no le demos lugar en nuestro corazón, sino afirmémonos en la gracia de Dios, en su llamado y en su palabra que es la Biblia.
*Será de gran bendición obedecer la palabra de Dios y honrar el cuerpo de Cristo donde Dios nos ha puesto, porque en nuestra obediencia hay promesa de bendición y vida eterna en los cielos (Hebreos capítulo 13).
Perseveremos en Cristo aun cuando seamos exhortados, porque es parte del propósito para el cual Dios nos llamó para madurar en Cristo.
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús y lo declaras tu esperanza de gloria y victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

La obra que Dios comenzó en nosotros, la terminará

Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Filipenses 1:6 (RV1960)

Cambiador del Mundo: El Apóstol Pablo nos enseña en su carta a los Filipenses, la hermosa promesa de que Dios terminará la obra que ha comenzado en todos nosotros los cristianos que hemos nacido de nuevo.
Es importante que escudriñemos estas escrituras porque acrecentarán nuestra fe y podremos caminar con un corazón seguro y apacible, porque Dios mismo es el que está guiando nuestros pasos.
Dios quiere que tengamos comunión unos con otros, que nos animemos, que nos sostengamos por medio de la oración, que seamos un ejemplo al mundo entero de cómo se aman y se cuidan los hijos de Dios. De cómo el Espíritu Santo en nosotros nos fortalece para que caminemos en medio de las pruebas y salgamos victoriosos.
Pablo es el mejor ejemplo al dejar su comodidad de fariseo y comenzar a vivir perseguido por los religiosos y el pueblo romano por causa de predicar el evangelio. Sin embargo, su amor a Dios y a los perdidos, le llevó a consagrar su vida hasta la muerte.
Pablo era perseguidor de la iglesia, pero Cristo le habló para que dejara sus tradiciones religiosas y le sirviera en el evangelio y que alcanzara muchas almas para el reino de los cielos.
*Dios nos ama y al igual que al Apóstol Pablo nos invita a que dejemos atrás nuestra vida de pecado y nos convirtamos en hijos suyos, que seamos fervientes en la oración, en el amor y en la palabra de Dios para que el día que partamos de esta tierra, podamos disfrutar de la eternidad en los cielos.
Todo lo que Dios empiece con cada uno de sus hijos en esta tierra, por su gracia lo terminará aun a pesar de todos los obstáculos que sobrevendrán durante nuestro caminar cristiano.
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús y lo declaras tu Señor, tu esperanza de gloria y victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.
*Eternidad.

Si alguno me sirve, sígame

Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará. Juan 12:26 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Es importante estudiar y pedirle a Dios su gracia para recibir su palabra en nuestro corazón, y no solamente en nuestra mente. El devocional de hoy, es un claro ejemplo de cómo Jesús en pocas palabras, nos exhorta a servirlo y seguirlo, recibiendo la promesa de que cuando termine nuestra vida aquí en la tierra, donde Él esté, nosotros estaremos y nuestro Padre Celestial, nos honrará.
Jesús le estaba hablando a sus discípulos explicándoles que estaba terminando su tiempo aquí en la tierra y que había llegado la hora de que el Hijo del Hombre fuera glorificado, e hizo la comparación con el grano de trigo y de su urgencia de caer en la tierra para morir y llevar mucho fruto.
*Jesús exhortó a sus discípulos a que no amaran su vida en este mundo, sino que la aborrecieran para que recibieran el regalo de la eternidad con Él en los cielos.
También esto se escribe muy fácil, pero ¿quiénes estarán dispuestos a dejar atrás los ofrecimientos de este mundo y su pecado junto con sus deleites y placeres y decidirán caminar por la puerta estrecha y el camino angosto con Cristo?
*Setenta u ochenta años en esta vida, es prácticamente nada comparado con la vida eterna, la cual Dios nos ofrece si dejamos de servir al pecado y decidimos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz, servirle y seguirle cada día (Lucas 9:23-26).
Tomar nuestra cruz cada día es morir al yo diariamente, pidiéndole a Dios discernimiento para que no vivamos en tinieblas, ni creyendo que vamos al cielo si en realidad no estamos tomando nuestra vida cristiana en serio, eso sería una gran desilusión, llegar al cielo y no ser recibidos como el mismo Jesús lo habló en sus predicaciones (Mateo 7:21-23).
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús y lo declaras tu esperanza de gloria y tu victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.

El que rechaza las palabras de Dios, será juzgado

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Juan 12:48 (RV1960)

Cambiador del Mundo: Es importante que hoy entendamos que leer, aprender y entender la Biblia, es un requerimiento primordial para conocer a Dios y obviamente hemos hablado de que el Espíritu Santo nos dará la revelación completa de nuestro llamado, perdón de pecados, salvacion y vida eterna.
La palabra de Dios tiene que ser nuestro alimento diario para entender cuál es nuestra posición aquí en la tierra y la oportunidad que tenemos de regresar a los cielos, si buscamos primeramente el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33).
Jesús dijo también en otra de sus enseñanzas, que Él era la luz y que había venido al mundo para que todo aquel que creyera en su nombre, viniera a la luz y no permaneciera en tinieblas.
Somos responsables de obedecer las escrituras, para que al final de nuestra carrera no seamos juzgados como personas rebeldes y desobedientes a la palabra. El propósito de Jesús al venir a este mundo, no era para juzgarlo sino para salvarlo, de ahí la importancia de no rechazarlo y recibir su palabra en nuestro corazón (Juan 12:46-47).
*Lo que habló Jesús no era de su propia cuenta sino la encomienda que Dios su Padre le había mandado, de todo lo que había de decir, pues toda su palabra es para salvacion y vida eterna y lo que Jesús predicaba estaba perfectamente alineado a la voluntad de su Padre (Juan 12:49-50).
Es urgente que nosotros los que hemos nacido de nuevo como cristianos, exhortemos a los que no conocen a Jesús, a leer la Biblia, para que puedan creer, arrepentirse de todos sus pecados, recibir a Jesús para ser salvos de la ira venidera sobre los hijos de desobediencia (Colosenses 3:1-7).
Hoy es tu día de salvación si te entregas a Jesús y le rindes tu corazón, para que Él sea tu esperanza de gloria y victoria para cambiar el mundo (Romanos 10:8-13, Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.