Siervos de todos por amor a Cristo
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.
2 Corintios 4:5 (RV1960)
Cambiador del Mundo: Antes de ser cristianos nacidos de nuevo, todos nosotros vivíamos en pecado lejos de la voluntad de Dios hasta que por la gracia de nuestro Señor Jesucristo se nos reveló el evangelio que estaba encubierto entre los que se pierden, entre aquellos que caminábamos ciegos e incrédulos sin que nos resplandeciera la Palabra de Dios y la gloria de Cristo. Pero desde el día que nos convertimos y que resplandeció la vida de Cristo en nosotros, entonces las tinieblas se fueron y vino la luz a nuestro corazón, para poder tener fe y esperanza en el Hijo de Dios (2 Corintios 4:1-6). Ser un siervo de Dios significa no solamente estar bajo la voluntad de Jesús, sino que además podamos servir a todos, principalmente a la familia de la fe (Gálatas 6:10). En el evangelio de Juan nuestro Señor Jesucristo habla muy profundamente acerca de lo que significa un siervo, lo cual El mismo se proclamó. Y Su testimonio lo acompañó cuando antes de la fiesta de la pascua, El lavó los pies a Sus discípulos ante la sorpresa de todos ellos, pero Él les dijo que ahora no lo comprenderían, pero lo harían después. Jesús dijo ustedes me llaman Maestro y Señor porque lo soy, así que, si Yo he hecho esto con ustedes, ustedes también lávense los pies unos a otros. Si aprenden estas cosas, bienaventurados serán si las hicieren (Juan 13:1-17). *Hoy también nosotros quizá no hemos tenido el privilegio de lavarle los pies a alguien, pero si podemos servir y amar a nuestro prójimo como verdaderos siervos e hijos del Altísimo, para que también esas mismas promesas de bendición nos alcancen a nosotros. Hoy es el día de salvación (Romanos 10:8-13). Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que cambia el mundo (Colosenses 1:27, 1 Corintios 15:10, 57). Aleluya.
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