Evitemos una casa dividida
Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
Mateo 12:25 (RVR1960)
Cambiador del Mundo: Este versículo debe de impactarnos grandemente en nuestro corazón, porque todos podemos reconocer que antes de ser cristianos nacidos de nuevo, vivíamos en casas divididas separadas y sin ninguna esperanza. El esposo contra la esposa peleaban incesantemente por imponer su voluntad, dañando su relación matrimonial y por supuesto su relación con los hijos.
Sin Cristo no hay ninguna oportunidad de reconciliar verdaderamente ese matrimonio y familia, porque tristemente a ningún ser humano le gusta ceder en lo que él considera su verdad y como tampoco tienen ellos la Biblia como su verdad absoluta de vida, entonces pelean hasta terminar regularmente en un divorcio pasando antes por la violencia doméstica.
Pero normalmente cuando alguno de los dos se convierte a Cristo, sea el esposo o la esposa, y el testimonio de ellos empieza a cambiar, ahí se derrama el poder de Dios y de Su Espíritu Santo y empiezan a haber cambios que terminan con una casa dirigida por Jesús.
*Desde el libro de Génesis Dios responsabilizó al hombre de todo el manejo del huerto y después le trajo a su mujer, porque no era bueno que el hombre estuviera solo, pero por la falta de carácter de Adán se perdió todo en el huerto. Ahora en Cristo cualquiera de los hombres que se rinda a Él, puede recibir un milagro de parte de Dios para restaurar su hogar y para restituir a su esposa y a sus hijos, porque esa es la puerta para que los cielos se abran para ese hogar.
Cristo quiere que seamos mansos y humildes y sinceramente le pidamos que sea nuestro Rey y Señor (Romanos 10:8-13).
Cristo en nosotros nuestra esperanza de gloria y nuestra victoria que por Su amor y gracia nos permite predicar el Evangelio para cambiar el mundo (Colosenses 1:26-27, 1Corintios 15:10, 57, Mateo 28:19-20, Juan 15:12-13). Aleluya.